lunes, 4 de julio de 2011

Óbice.

Archivado. Un trozo, para nada pequeño, se guarda en ese cajón que está a punto de atragantarse de tanto material. Juego de niños donde el que abre los ojos primero pierde, todos ignoran quien está ganando. Lluvia que simula lágrimas al perdedor y camufla su vergüenza entre nubes, todas de mar. Autos que hacen añicos sus parabrisas para sentirse más naturales ¡Mentiras, todas son mentiras que desean ser el punto de partida!

Un murmullo, el océano intenta contarme algún secreto que dejó ella a la deriva. Soy sordo, quiero ser sordo por unos eternos minutos. Esa noción efímera me brinda más vida de lo esperado, me siento... Me siento.... ¿Cómo me siento?

El sueño atribuye habilidades inesperadas a quién lo posee, como visitar a seres ajenos a esta dimensión, cúmulos de energía que deambulan sin rumbo en esta sangre que llamamos "realidad". Desconozco que otras propiedades otorgará ese insólito elíxir. Seguro entro a tu casa, colándome por la azotea del edificio vecino. Sin darte cuenta, arroparé tu cuerpo con sábanas traídas de mi alcoba. Y tu corazón seguirá latiendo, inexperto, ignorando mi presencia. Y seguirá latiendo a su ritmo... Seguirá latiendo... Seguirá latiendo impávido...

Justo cuando una gota de agua salada delate mi presencia, solo entonces despertarás y yo abré huido por la ventana, hacia los rayos del nuevo día, derramando otra gota, dejándote más atrás con tu corazón valeroso.

y si el viento me devuelve a tus orillas
serenamente será dormido



No hay comentarios:

Publicar un comentario