viernes, 13 de agosto de 2010

Procesos.


Volvimos al desenfreno de antes, aquella época donde los límites eran una línea difusa muy lejos de la decencia. En medio de ese sueño, donde el despertar no es una opción, el deseo aumentaba a cada segundo que nos mirábamos, y entre mirada y mirada los puntos ciegos eran el clímax del tacto.