miércoles, 23 de febrero de 2011

Todas tus amigas.

En el fondo, ellas van perdidas

si tu no logras encontrar tu rumbo, no dudes en preguntarme para que te oriente a occidente,
porque donde nace el sol
es muy fácil quemarse antes de que la luz llegue al zenit.

Tan bonitas.
Tan lúcidas.
No lo olviden.




otra se congela
sin remedio
porque el Gibson tiene demasiado hielo

domingo, 20 de febrero de 2011

Cómo ella (o él)

¡Qué linda luna! Pensó.
Lástima que las ansias no se veían calmadas
por el blanco inocente que reflejaba
ese astro
(tan) solitario



No sé si debo contarte
Que estarás buscando alguien
Que vuelva a ser como nadie.
Estarás besando la nicotina,
Serás Miss Cafeína

jueves, 17 de febrero de 2011

Kilo.

Ella despertó de su sueño que solo sabía repetirse al escuchar sus gritos de dolor, de miedo. No lo soporta más. No logra descansar plenamente desde entonces, su corazón se encierra al verse oprimido por las reflexiones que debieron ser diurnas. A duras penas puede respirar cada mañana.

Las noches parecen irreversibles, se da cuenta que el minutero de su
reloja no se detiene. Vivir resulta difícil, y qué peor si la oscuridad silenciosa de una tortura presenta obstáculos casi insuperables.

Chilla, simplemente el peso de la situación la empieza a vencer. Cuando menos se espere, su cuerpo desconsolado crujirá como madera seca. Todas las noches el sol empieza a quitarle la humedad a su cuerpo, por eso lo odia tanto; todos los días (y noches) debería llover.

Ahí empieza (de nuevo) a acostarse.
El sueño no se queda atrás y se esconde debajo de la almohada, al lado de su inconciente.

martes, 8 de febrero de 2011

Sofocado

Ay, otra vez tu ¿No te dije que te presentes cuando sea el momento indicado? Muerte, siempre me persigues, sigilosa. Todos los días ignoro que volveras gracias al bullicio de pensamientos que se condensan en mi ya caótica cabellera, o quiero creer eso para no escribirte, como ahora.

Te tengo más miedo de lo que alguna vez creí. Es más, seguro esta concepción se acentuará conforme vayan pasando las horas, los segundos, los instantes... Los quarks de mi existencia.

El tiempo, tan esencial él, corrompe las estructuras que alguna vez creí inalterables, inamovibles. Pensé que mis ideas podrían llegar a legislar mi vida, el universo que yo manejaba con mis sentidos... Pronto ese convencimiento se convirtió en desatino.

Dime Muerte, tu que has conocido mejor la vida de otros ¿Cómo haré para superarte?




And when we sing a hear another devil dies


Foto: Francisco Serrano