domingo, 15 de enero de 2012

Diversión

Nunca deja de prestar atención a la música que escucho, de hecho sus intervenciones tienen un común denominador: "esa música la escucha alguien noble". Aparento no prestar atención a esa frase, pero luego en mis ratos de soledad empiezo a desentrañar qué secretos puede esconder esa curiosa frase. Me atrevo a afirmar que no es más que un mero elogio de alguien que poco conoce de mi. Quizás trata de llenar los silencios melódicos con su voz para despistar mis sentidos, para entretenerse con ellos y manipularlos juguetonamente. ¡Como un bebé que aprende a controlar sus extremidades y a coordinarlas con su voluntad! Un espectáculo que solo ellos pueden celebrar en su máxima expresión al aplaudir, por ejemplo.

Mi ignorancia es un buen lugar para guardar sonidos impertinentes, sobretodo en conversaciones sin sentido... Tal vez...

Ni modo,... le dedicaré otra canción para que la interrumpa, como quien se divierte al hacer girar sobre sí a alguien (como yo).




We need music

domingo, 1 de enero de 2012

Ánimos

En la escalera en espiral, muchos sueños vuelven a su intriga, júbilo, pasión y alegría. Regreso de ese cuento festivo y entusiasmado, las horas marcan la pauta de las manijas y mis pasos, el rumbo. La voz que suelta fantasías entre sílabas acude al humor ligero, a la sonrisa y sus innumerables derivados. No conoce de contratiempos al expresarse, las chispas de su arte inundan el recinto que carece de su presencia; aún así no hay duda que está ahí, escondida y risueña, con alguna estrella iluminando su coronilla.

Allá van, los buenos deseos, los anhelos, el coraje. Se pierden en esa noche de sentimientos cruzados, pero que a una sola voz gritan "¡cambio!". Mientras el aire danza, la tierra se cobija para dar más vida, el agua arrulla ánimos y la flama aumenta su calor. Nadie se percata de esto mientras se celebra, el cielo contará después los secretos que más valen. Todos quieren seguir bailando, como yo.

Era tan grande su regocijo que se distinguía a kilómetros, sin la necesidad de ceñir la vista. Mi cariño brinca, su atracción repite el verbo. En su enigmática pero sencilla esencia abriga mi recuerdo y, al igual que yo, sé que sus letras contarán con mi apoyo, por si alguna vez tambalean.



Próxima estación
mucho más allá del sol