viernes, 29 de marzo de 2013

De madrugada

Es de noche, me gritó el sueño mientras tomaba una siesta nocturna. Tengo que estudiar, me dije, los libros no abren su sexo a conformistas, así como tampoco la música entra solo por los oídos. El incienso de mar inundó mi habitación, como cuando enciendes un cigarrillo y su aroma se expande sin que te des cuenta. Una noche larga, de esas que en sus vacíos te hace recordar todo lo pasado.

Estudié concentrado, procurando no relajarme mucho como para dejarlo, ni forzarme a cosas que mi cuerpo rechazara unánimemente. Ya el sol se acercaba,  sus primeros rayos coqueteaban con la noche de párpado abierto. Siempre me gusta decirle así a este cielo citadino. ¿Te acuerdas cuando escapábamos sin rumbo? Tarde o temprano llegaríamos al final. Irónicamente, cuando llegara el amanecer.

Las hojas caen, el frío vuelve a Lima. Una neblina me saluda desde el pasillo, y yo, educado, le devuelvo el saludo. Un blues se asoma por el cuarto, quiere que lo escuche para depurar el pasado.

Una estrella asciende en el cielo, el sol se ha quedado dormido. Tomaré otra siesta para despertar en el atardecer.


The silence of a falling star 
lights up a purple sky