sábado, 26 de abril de 2014

Mira al cielo

La Nobleza, cómo me dijiste
no es fácil de mantener

ahora, en medio de mi poca cordura
y la desazón de estos días

ruego a la Luna
que no me deje solo esta noche

domingo, 20 de abril de 2014

Café tres

Me gusta escribir, de cuando en cuando, a modo de monólogo, como si alguien me escuchase al otro lado de la pantalla. Escucho en plena noche fuegos artificiales, seguro de alguna festividad que ignoro. Escucho música relajante, descubro nuevos artistas, el teclado me saluda con cada frase que logro formar. Darle animismo a algunas cosas que vivo es un afán que trato de no olvidar, si no el silencio se molestaría conmigo.

En eso, un despertador salta en plena madrugada. Un clarinete le responde como por arte de magia, con una secuencia de arpegios que no respiran entre sí. En medio de este rayo de luz que logré guardar en mis manos, he aprendido a mirar con tranquilidad los hechos desfasados de lo cotidiano. Al menos la guitarra me dice eso. 

Pero no olvidar, ojo, que sigo siendo una persona. Más que un medium que se deja llevar por lo que la inconsciencia le susurra por ratos, soy un ente que cree aún en la nobleza (sí, aún). A pesar de los dardos que el infortunio suele lanzar en mi espalda (ni qué decir de sus lanzas afiladas). Para mi sorpresa y a veces desdicha, aún creo en las ficciones que me inculcaron de niño. Tal vez haya un mundo mejor allá afuera.

martes, 15 de abril de 2014

Café dos.

Dia 2. 

Alguna noche de abril de este año. Un café con leche en la mesa, en la derecha un hombre que desea follarse a todas las jóvenes que cruzan el local. Un poco más atrás, un señor de edad, discapacitado. Aunque gruñón, su corazón aún alberga algo de ternura.

Yo, por otro ,lado, los recuerdos empiezan a perderse en la nebulosa del olvido. Aún así desearía que se quede ahí donde está, inamovible, frío. La verdad es que solo dejo matar el tiempo, concentrándome en otro tópicos. Divago en mundos que he construido mientras juego en mi cabeza (como sueños lúcidos). A veces reniego de la mierdilla del mundo, que me saluda todos los días con su tóxico sol. 

Mi corazón late a mil. Hoy no desaparece. Engendro, no vuelvas a mi, tengo pánico dentro de mi mentirosa tranquilidad.


jueves, 10 de abril de 2014

Café uno

¿Y qué? La tierra ha vuelto a jugar a las chapadas de nuevo con el sol. Otra mujer se acomodó de nuevo en la cama del hotel, satisfecha. Aunque no me lo crea, sigo acá, clavado en una silla del restaurant que nos faltó visitar. Pierdo mi mirada en la calle, como esperando verte de nuevo, con una sonrisa por y para mi, como si ahora fueran a cambiar las cosas mágicamente.

Un café con leche por favor.


lunes, 7 de abril de 2014

Jodido.

Sopla, sopla fuerte. La marea crece, todo parece ir en contra en el camino. Adelante, mira hacia adelante. El peso que llevas contigo es suficiente con sentirlo, no es necesario girar tu mirada. Las casas caen a tu alrededor, tus pocas certezas se van derrumbando a cada paso que das y el miedo invade cada poro de tu piel. Solo quedan recuerdos. No titubees. Por lo que más quieras, no lo hagas.

Te confesaré algo, me dije en algún rincón de mi cabeza. ¿Sabías que aún hay lágrimas contenidas en el umbral que dejo al pasar? ¿Sabías que me siento sin fuerzas desde hace días y la inercia es la que me empuja? Si fuera todo un mal sueño ya hubiese despertado, o hubiese controlado mi sueño. Pero no es así, los ojos no los puedo cerrar (¿o abrir?). Así permanezca en la más penetrante oscuridad las cosas no cambiarán, no ahora. No creas lo que te dicen las fotografías, ni los rumores. Yo estoy acá, jodido. Y con mi poca dignidad, me atrevo a sonreír por cortesía, a mirar al cielo esperando que caiga la suerte y me secuestre a un mundo mejor. O al menos eso me susurran las voces que hay dentro mío. Y también las sombras que mi ser recrea durante las noches.