viernes, 26 de abril de 2013

Terry, Peter y yo

¿Cuántas veces se cree uno fuerte?, preguntó con aspereza el bufón. ¿Cuántas veces uno se traicionará por creer que es más que otro?

El silencio retumbaba las paredes con su aparente docilidad. La bondad cayó fuera de casa, como un aterrizaje fallido. ¿Las vísceras crujen cuando sufres?

Entre parloteos sin sentido, un poco de verdad se asoma, me dijo el viejo de la acera, fumando su decimoquinto cigarrillo de la medianoche. La luna apuntaba a sus pupilas reventadas, creí ver una colilla atascada en su cerebro. Las lágrimas salieron a borbotones cuando me alejé. Una nueva lluvia se avecinaba

Y cuando uno realiza el balance
¿Se juega su vida al eterno retorno 
o cree que los hechos son lineales?



Sólo querría esconderme y escapar 
de este infierno cerebral 
Yo sólo quiero descansar 

domingo, 14 de abril de 2013

Solo un rato

Caminaba mirando cada esquina, como si fueras a voltear una esquina y nos encontráramos. De más está decir que jamás ocurre, no importa cuantas esquinas gire y mire la larga vereda que anuncia la siguiente esperanza. Allá, en el azul del cielo, siguen cayendo gotas sobre las nubes. Surge una pregunta en mi, sin quererlo. ¿En cuál de todas las gotas te escondes?

Durante las tardes rojas, mientras practico con obsesión la guitarra que me regalaron, me imagino mostrándote lo nuevo que aprendí, lo que no me gustó, lo que me cuesta y lo que domino. Acto seguido, dejo de tocar y me abalanzo sobre tu risa y la contagio con la mia. ¿A quién escuchas ahora?

Pathetique, me digo a mi mismo. El tono sombrío no se va de mi rostro, así como tus ojos que me siguen persiguiendo desde entonces. Seguro que antes de dormir el reloj se detendrá y podré escabullirme entre tus sábanas, con suerte. 

Dormiré un rato a ciegas, creyendo que lo único que nos separa es el aire que respiramos y la ingenuidad de nuestros destinos.