lunes, 7 de abril de 2014

Jodido.

Sopla, sopla fuerte. La marea crece, todo parece ir en contra en el camino. Adelante, mira hacia adelante. El peso que llevas contigo es suficiente con sentirlo, no es necesario girar tu mirada. Las casas caen a tu alrededor, tus pocas certezas se van derrumbando a cada paso que das y el miedo invade cada poro de tu piel. Solo quedan recuerdos. No titubees. Por lo que más quieras, no lo hagas.

Te confesaré algo, me dije en algún rincón de mi cabeza. ¿Sabías que aún hay lágrimas contenidas en el umbral que dejo al pasar? ¿Sabías que me siento sin fuerzas desde hace días y la inercia es la que me empuja? Si fuera todo un mal sueño ya hubiese despertado, o hubiese controlado mi sueño. Pero no es así, los ojos no los puedo cerrar (¿o abrir?). Así permanezca en la más penetrante oscuridad las cosas no cambiarán, no ahora. No creas lo que te dicen las fotografías, ni los rumores. Yo estoy acá, jodido. Y con mi poca dignidad, me atrevo a sonreír por cortesía, a mirar al cielo esperando que caiga la suerte y me secuestre a un mundo mejor. O al menos eso me susurran las voces que hay dentro mío. Y también las sombras que mi ser recrea durante las noches.

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