domingo, 25 de diciembre de 2011

Fiesta (!)

La noche lanzaba estrellas fugaces para cumplir deseos, colorida, con acordes mayores a lo largo de su oscuridad. Las crayolas celebraban que su esencia no se viera opacada por las manos de Miguel, quien dibujaba con esmero un retrato de la familia unida por la fecha. Álvaro, por su parte, iba y venía con sus regalos, le gustaba tanto el polo que le habían regalado y, por ende, le separó un espacio único en su cajón. Camila no se quedó atrás este año, empezó a repartir varios abrazos envueltos en besos a los asistentes de la reunión, en especial a sus padres, con su cariño inocente e inconfundible. ¡Y la noche otorgaba más cánticos adornados con serpentinas!

Mientras admiraba el espectáculo nocturno, Frank sonrió para sí mismo. Aún el cariño de sus luces no se había perdido, es más, se acrecentaba con cada pensamiento que les dedicaba. Con la esperanza de un niño, decidió repartir mensajes abstractos a todos aquellos que por diferentes razones no podían estar con él en ese momento. Muchas veces, y lo reconocía, había perdido la brújula, pero no su norte; era tiempo de ofrecer sus más sinceros sentimientos a todos ellos, ese era su presente que pedía todos abrieran sin dificultad.

Y, cuando menos lo esperaba, su Luz le obsequió el amor más radiante del mundo.



Por volver a tu cuerpo
Intenté acordarme
Cada pedacito tuyo
Que se fuga de mi cielo.

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