Las noches que no dormí
el techo emulaba un cielo infinito
de donde escapamos
hacia el firmamento
Las sábanas enclaustran
su aire asfixiante
de reposo envenenado
mientras las estrellas deambulan en la pecera
Cuando toco la guitarra
de mis caderas favoritas
la risa de su rasgueo
libera cárceles empolvadas
El tenue grito de una nube me despierta
y la música vuelve a chillar
cánticos de una oscuridad embarrada
Son las seis, tus relieves me despiertan
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