lunes, 12 de diciembre de 2011

Mosaico.

Las noches que no dormí
el techo emulaba un cielo infinito
de donde escapamos
hacia el firmamento

Las sábanas enclaustran
su aire asfixiante
de reposo envenenado
mientras las estrellas deambulan en la pecera

Cuando toco la guitarra
de mis caderas favoritas
la risa de su rasgueo
libera cárceles empolvadas

El tenue grito de una nube me despierta
y la música vuelve a chillar
cánticos de una oscuridad embarrada



Son las seis, tus relieves me despiertan

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