martes, 14 de enero de 2014

Olvido

La taza sigue esperando que la lleve a lavar. La guitarra de mi cabeza sigue siendo objeto de mis fantasías, practico, creo, repaso. La gente dejó de importarme, o al menos eso intento tragarme en medio de risas hipócritas y muecas de dolor asolapadas con una conversa cotidiana que no me importa ni un carajo. Son esos ratos donde el arte se salva y te dice que aún hay un camino.

Mirar el cielo soleado es ahora un pasatiempo de verano, en medio de las personas que miran las pantallas de sus smartphones que al parecer, a veces, les roba un poco de su inteligencia. Y yo acá, iluso, queriendo imitar a las palomas para huir, lejos, muy lejos.

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