jueves, 1 de mayo de 2014

Frío

Son días raros, - me dijo ella - pareciera que todos los colores andan más vívidos que de costumbre, que tu pelo se enrede más que en otras ocasiones y la distancia juegue ping-pong con nuestros deseos.

No entendí a qué se refería la verdad. Para ser sincero, ahora lo entiendo menos. Recobré esta conversación a raíz de su cumpleaños. Ya no estaba. Se sentía como un vacío peculiar, una canción instrumental donde todo lo que faltaba para que dé la sensación de "final" era la voz que sirviera de hilo conductor. Es difícil describirlo. A veces creo que es producto de mi imaginación, sin embargo la memoria no me falla tan groseramente (todavía). Tal vez sea mi ya conocida ansiedad frente a obstáculos.

Se acaba el verano, los heladeros miran con tristeza las despedidas del sol. Sigo tecleando lo que viene a mi cabeza, apenas con un filtro para callar las cosas que oculto. Hay varias frases que he olvidado. Sé que hoy es un día importante, pero las palabras se atoran antes de que forme una frase coherente. Es una pena, mi lucidez estará de vacaciones hasta nuevo aviso. Y es que mi delirio hoy se ha escapado de mi. O quizás yo me alejé.

De cualquier modo, solo miraré al cielo esperando que caiga otro día. Al menos eso pretenderé. 


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