A ella le gustaba jugar en el mar. Y no, no por la playa
específicamente, si no porque vive de hecho en un barco. Esta niña peculiar,
tiene rizos castaños y un vestido rosa, como la muñeca con la que siempre
anda. Digamos que es su sello característico. Yo la recuerdo haber visto en un
atardecer, en un barco que al parecer su único tripulante es ella. Entonces
empecé a hacer una historia sobre ella:
Sentada y aburrida en medio de altamar, Eurídice juega a ver
como los demás se divierten, con sus pelotas gigantes que parecen globos en vez
objetos sólidos. Nunca le pareció del todo divertido lo que hacían. Ella prefería
jugar con su muñeca, parecía tener más vida que ellos, quienes a veces parecían enfrascarse en sus piedras negras con
las que miran un buen rato sin hacer nada.
Nunca se lo ha comentado a nadie, pero tiene una amiga
ballena, que a veces la visita y le dice para que se monte encima suyo y paseen
por las profundidades del mar. No creo que lo haga, no sabe nadar…
Y sin embargo en esa soledad que parece asfixiante, yo sé
que ella disfruta hablar con las estrellas y contarles los secretos de ser
feliz en un barco que parece abandonado, con una muñeca que no habla y una
ballena que disfruta de estar a su costado.
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