miércoles, 12 de enero de 2011

Homo homini lupus.

Primeras horas de la mañana

Me encuentro despedazando la densa niebla que produce el sueño. Recién caigo en cuenta que la primera imagen que resulta después de esa masacre limpia de culpa (hasta hoy) es el hallazgo del baúl de ilusiones perdidas.

Sé que hay adentro. Un mar de juguetes y juguetes que se volvieron espectros. Todos ellos (¡alguna vez por más que no quiera!) fueron importantes para mi. Un bosque encapsulado de fantasmas y hachas, las cuales a pesar de las llagas fueron mis armas a favor de la vida.

Los primeros son inofensivos si no les presto atención; pueden ser graciosos incluso. Los que quedan resultan letales para mi integridad. ¿Cómo puedo evitar que me cercenen los miembros? Mis pies resuelven que retroceder es la mejor opción para cada uno. Además, aún es temprano.


Escapo, y dejo que la niebla me envuelva con su misterioso velo. A pesar de conocer la salida, cada mañana será el mismo camino hasta que esos juguetes convertidos en hachas, cansadas de la ausencia de sangre, decidan admirar (de nuevo) mis entrañas.


Y escucho música para comenzar el día:

It's the same, it's the same
It's the same old drag


No hay comentarios:

Publicar un comentario