un detalle infinito"
Realicé en su mirada, como muchas personas creo yo, los incontables pizcas de sonrisa. ¿Que si era feliz? No tengo idea. Siempre hacía lo mejor para que su vida fuera menos agonizante, y eso admiré desde un principio. La magia de su presencia desgarraba la piel y la visión de los espectadores (y la suya también), para dar paso a ese "beneficioso cambio", como solía repetirme.
Sí, tal como les digo, uno aprendía más con ese nuevo equilibrio otorgado, con o sin merecimiento.
Foto: Francisco Serrano
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