viernes, 7 de mayo de 2010

Insomne (y vivo).

Al fin he caído en el suave sofá donde charlábamos juntos y nuestras memorias se reafirmaron. Saco la cajetilla, prendo el cigarro en mi boca y te miro entre los humos de mi pena. Tus ojos traviesos penetran en los mios, mientras tu cara se aleja; 'solo, otra vez' murmura mi voz en algún lado. Siento tus labios invisibles recorrer mi rostro demacrado por los pensamientos, te muestras tentadora, apareces sabiendo que eres ciega a mis ojos.

En la noche, cuando todos duermen
puedo verte en mi cuarto, a lo largo del suelo de mi conciencia.


*Escrito hace poco más de tres años, encontrado hace unas semanas .

No hay comentarios:

Publicar un comentario